jueves, 7 de octubre de 2010

Diario de una despedida...

El dia de la despedida llego con calma, diria yo que con maquiavelica calma.
Esa ultima semana fue de mucho agite, como todas las ultimas semanas.
A todos se nos ocurria algo que faltaba por comprar, pensábamos en todos para que no quedara nadie sin detalle.
Iniciando la semana con el cumplea#os numero 9 de mi hijo. La noche siguiente una cena de despedida que habia planificado con todas las muchachas que papa no habia tenido oportunidad de conocer y algunas que mama tampoco conocia. Y con todas aquellas que ya habian tenido su encuentro con ellos.
Con popularidad, comenzaron a apuntarse en mi mini agenda compromisos de atenciones por parte de muchas de ellas. De mas de 20 pudimos asistir a 3. Lo cual era muy comprensible tomando en cuenta el primer factor poco favorecedor, la distancia, siempre acompa#ada del tiempo.
Aquí no existe el “ahí mismito”, tienes que hacer ejercicios mentales y organizarte para poder cubrir si acaso dos diligencias al dia, y eso con suerte.
Asi que como dice siempre papa: “ en todos lados se cuecen habas”.
Entre una y otra llego el Viernes, dia antes del hasta luego, aunque para ser honesta tanto para mi como para mis padres fue un adios.
Ya mi estomago comenzo a reducirse desde el Miércoles, dando cabida a ese particular mariposeo, que la mayoria hemos sentido en diversas ocasiones, sobretodo, cuando esperamos con ansias el encuentro con un enamorado, lastima que en este caso era producto de las ansias que produce la cobardia de hacer frente a un momento tan fuerte como lo es el desprenderse de los seres queridos.
Yo solo queria cerrar mis ojos y que llegase el Domingo y saber que estaban en sus casas sanos y salvos, queriendo evadir ese trago amargo y que te desgarra por dentro como si los estuvieses perdiendo para siempre.
Esta vez, no llegue al aeropuerto, esta idea me revoloteaba desde que llego papa y me di cuenta que faltaba menos, pero temia proponerla para evitar que mama se sintiera mal, afortunadamente mas de uno opino que era la mejor opcion despedirlos en la casa y que los llevase otra persona.
Ese Viernes me costo decirles buenas noches. Mama, Papa y yo rondábamos todos los espacios de la casa, cada uno concentrado en ese adios al que debiamos dar la cara y por el sufrimiento que se siente en ese momento, pero al mismo tiempo con el deseo de cruzarnos aunque sea las miradas que tambien controlábamos de a ratos, para dejar escapar todos los sentimientos y decirnos mil veces mas cuanto nos amamos, cuanto nos extra#ariamos.
Al final termine deseándoles una feliz noche casi entre dientes que apretados sostenian mi mandibula y el llanto que tanto queria soltar abrazada a ellos, y me fui arriba, pero no falto que el olvido hiciera una mala jugada, por lo que tuve que regresar a la cocina por mi vaso de agua y una medicina volviendo a tropezar con sus caras languidas , la de mama tras la pantalla de la computadora y la de papa con su mirada perdida, recorriendo toda la sala como hacia minutos lo habia dejado.
Me retire cuanto antes a luchar con el sue#o, que me costo conciliar por tantos pensamientos y recuerdos que no se apartaban de mi mente, queriendo imperar esa noche. Finalmente y con gran esfuerzo me abandone entre las sabanas y me dormi con esa sensación de soledad que con naturalidad arropo la noche.
El Sabado, casi madrugue, apurando las horas con mis andanzas atolondradas y queriendo cubrir cualquier espacio vacio con actividad, la que fuese, con tal de no enfrentar el proximo momento que tocaba con inevitable premura.
Mi mama, quien tambien queria pasar las horas como paginas de un libro, propuso que participara en la venta de garage de la urbanización, la cual realizan solo dos veces al a#o.
Dude en aceptar la propocion, pero di el paso, sobretodo para desentenderme por rato del adios, que comenzaba a sentirse impetuoso; entonces, con la intensidad que me caracteriza urgue al fondo del estacionamiento donde recorde tenia algunas cosas que extermine de la habitación de mi hija menor. Mientras montaba el tarantin, amase para preparar una arepas para desayunar, salia a atender el cobro de alguna de la mercancía, mas llenas de polvo que de valor, volvia a entrar, y le daba vueltas a las arepas, y cuando me sobraba algun instante subia y terminaba de completar uno de los cuatro albunes con fotos que tenia sin terminar como sorpresa para mis padres y hermano.
Fue en ese momento que mi amiga, me hizo notar que estaba haciendo muchas cosas a la vez, con su habitual tono suave y dulzon: “ Tu vendes, haces arepas y despides, todo al mismo tiempo”. Pese a la advertencia, continue con las tres actividades y la cuarta que ella desconocia realizaba bajando mi ritmo a una velocidad menor.
Vendi lo que tenia que vender, todos desayunaron, menos yo, no me entraba bocado, y luego con apuro recogi toda la quincalla y ya no pude seguir dándole la espalda a aquellos seres maravillosos que con tanto sacrificio habian volado hasta aquí y que ya habian cumplido su tiempo. No queria ni abarazarlos, sabia que apenas colocara un dedo sobre ellos me echaria a llorar sin control y los haria flaquear tambien.
Ya estaban todos listos para comenzar a subir maletas a la camioneta. En ese entretanto reuni a mis tres hijos para darles el ultimo regalo de esta oportunidad. Los albunes de fotos con el recuento de su visita.. Sabia que esto les llegaria al fondo del corazon llevándonos a todos a los llantos insostenibles acompa#ados de abrazos, besos, y expresiones de absoluto y puro amor que se desbordaban con soltura de nuestros labios porque no teniamos ni que pensar para decirlo, porque lo conociamos y eran tan reales que brotaban y caian a nuestros oidos como las hojas en esta epoca del oto#o.
Fue colectivo el llanto, los mas grandes llorábamos con precisa consciencia del dolor profundo que sentiamos por la separacion, la mayor de mis hijos lo hizo con mucho sentimiento pero no con tanta consciencia, en cierta forma la envidiaba, sabia que su capacidad para recuperarse era superior a la mia, luego mi hijo , lloraba tambien, aunque mas eran los gritos de lamento, a veces volvia mi cabeza hacia el para confirmar que su llanto no era por algun dolor fisico, lloro y grito mucho, pero de la misma manera se fue calmando y se envolvió en su juego favorito de computadora que aun con llanto comenzo,. La menor de la prole tambien lloraba, pero en su posición totalmente inocente del por que todos estabamos en ese estado. Sabia que era algo inusual, supongo que fue la razon por la que se unio al coro de melancolia del resto de los presentes.
Mama no paraba de repetirme al oido que me cuidara, entre sollozos que apenas permitian que sus palabras fuesen claras, yo solo queria sentirla, y mi mente se mantenia en la sensación de mis manos apretando con obsesión sus brazos y mis dedos aferrados a su espalda a la vez que ella frotaba la mia y continuaba repitiendo con especial afan: “ cuidate mucho hija, que nadie lo hara por ti”, llegue a pensar que alomejor me moria y no tarde mucho en evocar mi pensamiento como es costumbre en mi, diciendo que preferia la cremación. Luego, me avalanche a los brazos de papa, a quien en mis 41 a#os jamas habia visto llorar, asi como tampoco habia podido olvidar el sonido gutural que producia cuando contenia el llanto, como aquel dia que lo abrace al momento de la muerte de mi abuelo.
Esta vez no solo volvi a escuchar ese ruido que me hacia tremula de tristeza sino que tambien vi sus ojos llenos de lagrimas, esto termino de demoler mi coraza y fue alli cuando senti que me desvanecia. Le dije muchas cosas, el a mi, la que mas retumbo mis oidos fue: “tranquila hija, vamos a estar bien, no te preocupes”, esas palabras me calaron tanto; sabia que no seria asi. Luego mi hermano no paraba de abrazarme y darme gracias por todo, a lo que yo sentia que falto tanto por darles. Me besaba la frente y volvi a sentir igual que cuando mama me decia que me cuidara. Pero como siempre, no me dio miedo el tambien tener que enfrentar la muerte, lo hubiese preferido antes que sentir eso y quedar a medias con la vida. Por supuesto no era un deseo permanente, sabia perfectamente que era otra evasión al momento. Y que con los dias se aliviaria.
Comenzamos a sacar maletas y subirlas a la camioneta. Alli decidi taparme la cara y apretar fuertemente mis ojos para ni siquiera verlos salir, una vez que la camioneta arranco, fui cerrando la puerta como pude y termine de verlos desaparecer del frente de mi casa por una rendija que sostuve timidamente abierta hasta que finalmente cerre, terminando de abandonarme en ese llanto aguantado de dias y que pense habia soltado al despedirlos, pero aun quedaba mucho mas, a duras penas, como derretida subi a mi habitación y me abandone abrazada a los recuerdos y sollozos hasta quedarme dormida.
Crei que habian pasado apenas minutos cuando me desperte.
Aproveche de que mi peque#a estaba aun dormida y los demas ausentes para dar un recorrido a toda la casa, en especial al dormitorio que habian ocupado mis padres ya dispuesto como salon de televisión y juegos, en el que aun podia oler la estela de sus perfumes, luego me pasee por la lavanderia, donde mama pasaba mucho tiempo, era rutina lavar todos los dias, creo que ademas de ayudarme a mantener todo limpio y en orden, eso le recordaba sus dias en Venezuela.
De alli pase a la cocina, otro de los lugares preferidos de mama, no por apasionarle la cocina, pese a que lo hace excelente, sino por su eterna entrega a la ayuda que pudiera aportar a la casa, que fue mucha y alli donde compartimos grandes momentos y una que otra corta, pero ardiente discusion , y , que mas tarde al unirse papa a la visita a America, campaneamos un güisqui preámbulo del suculento almuerzo preparado por mi consentida.
Después no pense dos veces para con accion masoquista asomarme a la ventana que daba a la calle frente de la casa para quedarme perdida entre una duda surrealista cuando al seguir viendo la vieja camioneta la cula compro mi hermano con tanto sacrificio al poco tiempo de llegar con la idea inicial de obtener algun ingreso instalando antenas Direct Tv, lo que por una u otra razon no se concreto y la camioneta termino siendo para su uso personal y consumo de su bolsillo. Al comtemplarla sentia que mi hermano continuaba en Houston, como tantas veces en las que intercambiábamos y la suya permanecia, alli, estacionada frente a la casa; subitamente caia de nuevo en la realidad de su ausencia y muy en el fondo la esperanza de ese urgente reencuentro.
No pude obviar detenerme un instante en el comedor, donde tantas horas paso mi hermano estudiando, razon principal de su viaje. Y temprano en las ma#anas, dia a dia, conectado al Skype para saber y ver a su chiquita y su mujer.
Era admirable todo el empe#o que ponia a todo lo que hacia. Se iba a la cama muy tarde empapándose de cuanto le sirviera para aprobar el examen y despertaba muy temprano para comunicarse con sus chicas y luego continuar verificando y evaluando una y otra informacion y posibilidad que por diferentes vias le llegaban para alcanzar sus objetivos.
Ademas de esto, los fines de semana trabajaba muy duro para al menos sustentar el gasto de la gasolina. Se me eriza la piel entre la admiración y el sacrificio que hacia todos los dias de su estadia .Sin pedir ni un dólar, pero completamente rebosante de honestidad le toco reportar a nuestra amiga para quien trabajaba , con toda la necesidad imperante de tenerlos, $ 150 que le pagaron extra en una oportunidad.
A la llegada de papa yo estaba llena de planes, inclusive apunte mil lugares, cada dia tenia un destino donde llevar a papa para que conociera , pero el cansancio vencio en alguno de ellos y suspendimos la actividad prefiriendo quedarnos en casa después de una ma#ana de degustación en el H.E.B cercano, donde papa y mama disfrutaban saboreando humus, frutos secos, aceitunas de su tierra, frutas de California y Mexico, quesos y embutidos dispuestos en diferentes esquinas para que los clientes probaran.
Llegabamos atiborrados de tanto aperitivo, a tomarnos un güisqui o una cerveza bien fria que calmara el humedo calor que pasábamos en la corta caminata de la tienda a la camioneta y de la medio actividad de llevar las bolsas de la compra hasta la cocina.
Luego ya llegaba la pesada “ hora del burro” en la que quedábamos aplatanados y con el unico deseo de apoltronarnos en la cama a ver “Caso Cerrado”, programa que les apasionaba a papa y mama y que terminaban viendo de nuevo en la noche porque se quedaban dormidos de a ratos y no terminaban de ver la resolución de los casos y para cuando volvían a abrir sus ojos por una fuerte cabeceada o algun ronquido con el que despertaban, ya eran otras personas y temas los que eran due#os de la pantalla.
A mi ese rato no me rendia, ni cabeceaba, solo trataba de medio ponerme al dia con mi correo electrónico, asuntos pendientes y solicitando caridades y si acaso una rapida ojeada al facebook para felicitar a los cumplea#eros del dia y responder algun mensaje de prioridad.
Enseguida llegaba intempestivo, ruidoso y demandante mi chico del medio y ya la pasividad de la hora chata culminaba de manera obligada y corriendo a preparar café para reanimar el pason y dar pie a las tareas escolares y demas actividades que aturden al mas pintado y terminaban, como siempre, uniéndose con la cena, el ba#o y la ida a la cama de los ni#os.
Es Domingo, el mas largo de los Domingos que he vivido jamas. Rendidor por demas, tanto, que hasta minutos de aburrimiento tuvo.
Desperte con el cuerpo cansado. Como si hubiese caido escaleras abajo y tuviese mil moretones por todo el cuerpo, pero sabia perfectamente que no era el cuerpo lo que dolia sino mi alma, y era tan grande la pena que lo sentia por fuera. A duras penas me incorpore en la cama con una flojera que no podria medir por su gran tama#o .Me cepille los dientes con los ojos a medio abrir y marque a Espa#a, con un café con leche espumoso, preparado por mi compa#ero. Era el dia que desee que fuera dias atras y me sentia tan mal o peor que el anterior. Mientras repicaba el telefono, sorbetee mi café y al escuchar la voz de papa, no asimilaba que estuviese a miles de millas de mi cuando apenas horas atrás habia estado desvanecida abrazandolo y diciéndole adios y cuanto lo amaba.
Luego se fueron poniendo uno a uno al telefono agradeciendo por los regalitos que les mandamos, mama fue la unica que no se puso, sin embargo con voz alta y clara le escuchaba decir al fondo que me amaba con un tono energico y alegre, cosa que aliviano un poco mi malestar.
El dia transcurrio entre arreglos de asuntos pendientes, lectura de articulos, revistas, responder correos, y un poco mas, interrumpido por episodios febriles de nostalgia; con esa pesadez sin sue#o, con la cabeza aturdida en un lado y el corazon en otro, sin ganas de nada, y con dolor hasta de respirar, habia logrado vivirlo. Mezcla de histerismo, buscando mi espacio de soledad, para vivir ese pesar a solas, porque no habia palabra que mejorara mi estado, ni palmada en la espalda que me motivara a moverme de mi sofa mostaza. Pense tantas veces ese Domingo en todos aquellos que se han enfrentado a la perdida eterna de seres queridos y es cuando comprendo que el dolor hay que asimilarlo, vivir el duelo y solo el tiempo es quien ayuda a mejorar los dias y por supuesto la absoluta determinación de poner de mi parte, mi mejor actitud, como dicen: “ Al mal tiempo buena cara”, esto ayuda a que te acostumbres a ella dejando en un segundo plano el malestar.

Supongo, que al pasar de los dias ire recuperando mis ganas intensas de seguir luchando por la vida y sonreírle antes de que ella me sonria a mi.

2 comentarios:

  1. Querida Eli, que te puedo decir??
    Nada de lo que diga hará que te sientas mejor. El dolor por los que uno ama, no se puede medir. Solo el que lo vive lo sabe. Y supongo que para cada uno su dolor es el mas grande. Bien sea despedida, enfermedad, lejanía o muerte.
    Solo te dire que el tiempo es el único bálsamo para el dolor, no importa cuan grande sea.
    No quiere decir que te olvides o que no te hagan falta. Solamente reviviras mas los momentos gratos compartidos que la cruel despedida.
    Ánimo!!! que tu puedes. Tienes muchísimo por lo cual luchar... asi que a levantarse con ánimo cada día.
    Un beso
    Leonor

    p.d. Es solo un hasta luego!!!

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  2. Mi querida hija, cuantas cosas cuentas de nuestra visita. En verdad desde antes de partir de España, me había hecho el proposito de vivir cada momento de este viaje. Desde el principio pensar que llegaría el momento de esta terrible despedida. Todo esto se parece mucho a nuestras vidas. Nos alegramos, celebramos y no cabes en si de gozo por un nacimiento. Pero, a la muerte no se acostumbra el ser humano, es algo que no podemos asimilar aunque hayamos nacido para ese momento. Así son los viajes cuando llegas y cuando te despides.
    No te siemtas en ningún momento apenada por algo que dejaste de hacer. Estamos muy, pero que muy agradecidos y contentos con tu comportamiento, todo lo que hiciste solo tu podías hacerlo, con esa capacidad que tienes para todo, la cual no me explico donde te cabe tanto empuje.
    En fin mi niña, que Dios te lo pague todo y recuerda que siempre está la oración, para encontrarnos en ella. Pronto disfrutaremos juntos de todo lo que soñamos.
    Te amo, tu papá

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